7/1/05

Último suspiro


Relámpagos,
silenciosos espasmos de Dioses enfurecidos que tratan de tocar el suelo en un vano intento por controlar una humanidad desbocada hace ya mucho tiempo.
Oscuras nubes surgidas de las vastas profundidades del infierno abrazan las laderas de las montañas que se yerguen frente a ellos como imponentes pilares, anunciando de forma inminente la batalla más grande de su tiempo.
Agazapados junto a una loma se encuentra la avanzadilla del enorme ejército. Entre las sombras, una destaca de forma particular sobre el resto; respira de forma profunda, pausada, manteniéndose en estado de alerta mientras deja llevar su mente por el viento en todas direcciones en busca de la mínima señal que indique el comienzo del final.
Ojos negros y profundos como el azabache, extremidades fuertes, mandíbula prominente y cabello despreocupado. Miembro de una noble estirpe, a lo largo de toda su vida ha demostrado su valor en batalla y ahora es su ocasión de formar parte de la historia. Excepcional guerrero, formidable estratega y gran negociador, es un versado maestro en todos los artes de la guerra.
Sus hombres le son leales hasta las últimas consecuencias, y darían su vida por él sin dudarlo. Forman parte de un cuerpo de élite que puede hacer temblar los cimientos de las más grandes ciudades e imperios con sólo nombrarlo. Fueron criados y adiestrados juntos desde su más tierna infancia para convertirlos en la máquina de guerra más poderosa que haya visto la tierra.
El tiempo transcurre como una película a cámara lenta. Los combates se suceden durante días por doquier y la sangre baña el verde prado, inmóvil espectador de toda la crueldad que el hombre es capaz de desarrollar. Allá donde hombres caen, aparecen otros nuevos para sustituirles, alargando aún más la agonía de lo inevitable.
Pese a la diferencia de fuerzas, la balanza no se decanta para ningún lado. A lo largo de la batalla el cielo se tiñe de rojo, a modo de una sincera despedida por los caídos. Pierden la vida innumerables jóvenes que nunca más podrán contemplar el amanecer.
La película se detiene brúscamente. Toda su vida pasa ante sus ojos fugázmente, pero una imagen se detiene en su retina... el rostro de sus hijas. De repente toma conciencia de lo que le rodea, y siente calor en su pecho. Pierde las fuerzas y cae fulminado al cielo... lo último que ve antes de perder el conocimiento son nubes de formas caprichosas, ajenas a todo lo que está sucediendo.
Ahora forma parte de la historia, pero se arrepiente de no haberla cambiado para escribir más páginas con las personas que ama. Su destino le encontró antes de que pudiera reescribirla, y su alma parte a otro lugar dejando tras de sí sólo el silencio como único habitante del prado mientras exhala su último suspiro...