7/10/08

Pelotas, arena y café

Un profesor, delante de sus alumnos de la clase de filosofía, sin decir ni una palabra, cogió un bote grande de vidrio y procedió a llenarlo con pelotas de golf. 


Después, preguntó a los estudiantes si el bote estaba lleno. Los estudiantes estuvieron de acuerdo en decir que sí. El profesor cogió una caja llena de perdigones y los vacío dentro del bote. Estos llenaron los espacios vacíos que quedaban entre las pelotas de golf. El profesor volvió a preguntar de nuevo a los estudiantes si el bote estaba lleno, y ellos volvieron a contestar que sí.

Después, el profesor cogió una caja con arena y la vacío dentro del bote. Por supuesto que la arena llenó todos los espacios vacíos. El profesor volvió a preguntar de nuevo si el bote estaba lleno. En esta ocasión los estudiantes le respondieron con un sí unánime. El profesor, rápidamente añadió dos tazas de café al contenido del bote y, efectivamente, llenó todos los espacios vacíos entre la arena. 

Los estudiantes reían.
 
Cuando la risa se fue apagando, el profesor les dijo: "Quiero que os fijéis que este bote representa la vida. Las pelotas de golf son las cosas importantes como la familia, los hijos, la salud, los amigos, el amor, cosas que te apasionan. Son cosas que, aunque perdiéramos el resto y nada más nos quedasen estas, vuestras vidas aún estarían llenas. Los perdigones son las otras cosas que nos importan, como el trabajo, la casa, el coche… La arena es el resto de las pequeñas cosas".

Continuó diciendo:

"Si primero pusiéramos la arena en el bote, no habría espacio para los perdigones, ni para las pelotas de golf. Lo mismo sucede con la vida. Si utilizáramos todo nuestro tiempo y energía en las cosas pequeñas, no tendríamos nunca lugar para las cosas realmente importantes. Presta atención a las cosas que son cruciales para tu felicidad. Ve con tu pareja a cenar, juega con tus hijos, concédete tiempo para ir al médico, practica deporte, disfruta con tu afición favorita…".

.. y terminó con:

"Siempre habrá tiempo para limpiar la casa, para reparar la llave del agua. Ocúpate primero de las pelotas de golf, de las cosas que realmente te importan. Establece tus prioridades, el resto solo es arena".

Uno de los estudiantes levantó la mano y le preguntó qué representaba el café. El profesor sonrío y le dijo:

"¡Me encanta que me hagas esta pregunta!. El café es para demostrar que aunque tu vida te parezca llena, siempre hay un lugar para dos tazas de café con un amigo."

- Anónimo

16/5/08

As de diamantes

Llueve. El cielo está cubierto por un denso e impenetrable manto de nubes, creando una atmósfera más propia de una película de terror que de una mañana de primavera.

La lluvia desdibuja por completo el paisaje cotidiano de la ciudad, creando caprichosos espejos sobre el anodino asfalto y aliviando a la escasa naturaleza presente en la ciudad del humo y la contaminación durante unos breves minutos. La gente huye en busca de un lugar donde cobijarse, dejando la inmensa avenida sumida en una aparente calma, a la espera de que el tiempo otorgue una tregua. Sólo una persona parece ajena al estrés provocado por las gotas de agua golpeando contra el suelo.

Con un cigarrillo medio apagado aún en los labios, esboza una disimulada sonrisa cuando contempla a los esclavos del tiempo en su lucha diaria contra el reloj; por suerte él ya no forma parte de ése selecto club…

A sus sesenta años ha visto nacer y morir muchas estaciones. Su antaño tez blanca se ha transformado en una alfombra tostada por el sol; las inclemencias de la vida en la calle han acentuado sus arrugas, que ahora son mucho más numerosas de lo que se podría esperar a su edad, dándole un aspecto más viejo y cansado. Sus manos se asemejan a mapas medievales, marcados por multitud de cicatrices e historias, pero que aún mantienen la agilidad y el vigor de un mago. Los diminutos pero profundos ojos azules, inquietos, fríos como témpanos de hielo atraen la atención de todo paseante que se tropieza con ellos.

Años atrás, era un joven apuesto y adinerado cuyo único afán era acumular la mayor fortuna, conquistar las mujeres más exuberantes y pagar los caprichos más selectos. Era, como casi todos los rostros que observaba cada día en la calle, una persona obsesionada por el tiempo y por el dinero, que pensaba que la felicidad sólo se encontraba asociada a los bienes materiales.

Lo apodaron el “As de Diamantes”, debido a que sus inversiones siempre reportaban enormes beneficios y a su gran afición al póquer. Apostó, ganó y perdió fortunas que asustarían a la mayoría, pero él no le temía a nada. Su arrogancia llegó a tal punto hizo forjar una delicada lámina de plata con un as de diamantes, que se convirtió en su amuleto y símbolo de prestigio.

Pero un día, la suerte se volvió en su contra. Una arriesgada maniobra económica llevó a la quiebra a sus mayores empresas, y le obligó a vender sus lujosas propiedades para saldar deudas. Sus amigos lo abandonaron, así como las mujeres que le juraban amor eterno, quedándose completamente solo. A los pocos meses, terminó viviendo en la calle porque no le quedaba ni un centavo y no podía ni siquiera pagar el peor alojamiento de la ciudad.

Sin embargo, ahora se siente más vivo que nunca. Lo ha perdido todo, pero no le falta nada. Juega con algunos amigos al ajedrez, da de comer a los pájaros todos los días, y contempla cada mañana amanecer desde el pantalán del puerto. La gente del barrio le da comida cada día, y nunca le falta un lugar donde pasar la noche o guarecerse del tiempo. Incluso ha adoptado un perrillo abandonado que salvó de morir ahogado, el cual se ha convertido en su inseparable compañero siguiéndolo a todas partes.

Disfruta la felicidad y tranquilidad que le aportan esas pequeñas cosas, y es más consciente de todo cuanto le rodea. Así, tras sus ojos fríos como témpanos de hielo ahora hay siempre una cálida sonrisa dispuesta a regalar algún cuento a los niños que se acercan a escucharlo en la plaza.

Un día, mientras contempla el reflejo de los decadentes e iluminados edificios sobre las tranquilas aguas del puerto sus dedos acarician algo entre sus escasas pertenencias que le evoca recuerdos de una vida triste y vacía. Esboza una ligera sonrisa, inspira profundamente, cierra los ojos y tira la lámina de plata con el as de diamantes al mar; ya no le hace falta.

Es más feliz sin nada más que aire en los bolsillos.

27/3/08

Secretos

Abrí sus ojos de par en par para contemplar su alma a la luz de la Luna. Navegué a través de sus labios hasta su corazón, y allí decidí echar raíces para que su luz y su amor regaran la planta que comenzaba a crecer temerosa, poco a poco, abriéndose paso en éste mundo anodino y cruel.

Bajo el inmenso mar de sus penas exploré hasta los más recónditos paisajes, sanando las heridas y calmando las embravecidas corrientes que arrastraban recuerdos, pasiones y agonías. Numerosos personajes se daban cita en miles de islas desiertas, a modo de espejo de un pasado que se resistía a dejarla marchar.

Una susurro casi imperceptible podía oírse meciendo las hojas de los árboles; eran las voces del pasado, que como invisibles cuerdas amarraban su espíritu para que no pudiera volar libre. Se comportaban como un juez implacable que conocía sus puntos flacos y que gota a gota minaba su moral hasta manipularla a su antojo.

Parecía curioso, casi irreal, que su presente estuviera gobernado por su pasado. Lejos de constituir una mera referencia y una base de datos de experiencias, era toda una central de mando que en determinados momentos dictaminaba lo que se debía hacer, convirtiéndola en una esclava de sus miedos.

Como no podía gobernar el barco de su presente, intentaba volcarse en sus proyectos futuros. Condicionaba sus deseos, esperanzas e ilusiones a un futuro que nunca llegaba, y se consumía poco a poco como las últimas ascuas de un fuego antaño ardiente. Se olvidó de vivir el presente, y su día a día se mudó al gris, engalanado con cuadros vacíos y películas en blanco y negro.

...

Hace falta mucho valor, mucha fuerza y mucho amor para dejar de escuchar esas voces y vivir el presente con la intensidad que se merece: es un momento irrepetible. No debemos aferrarnos a nuestros miedos, ni al pasado, ni al futuro, ya que lo único que existe es el presente y es nuestra única oportunidad de sentirnos vivos.

10/3/08

Fondos de escritorio del Hubble

El fantástico telescopio espacial Hubble dejará de realizar su labor dentro de un tiempo. Después de años ofreciendo espectaculares imágenes del universo y de permitir explorar los secretos del cosmos, será sustituido por el telescopio espacial James Webb en el 2013.

Aquí dejo un enlace con algunas de las mejores imágenes tomadas por el Hubble, preparadas para ser utilizadas como fondo de escritorio; merece la pena perder unos minutos en contemplarlas.

Fondos de escritorio del Hubble

El ser humano intenta buscar explicaciones para entender el universo desde nuestro punto de vista. Quizá el verdadero hecho de tomar conciencia que somos una minúscula mota de polvo perdida en el infinito, y que todos vamos en el mismo barco, podría hacer cambiar un poco las cosas y aparcar el egoísmo absurdo que nos rodea...

A continuación aparece una imagen de la Nebulosa de Orion, un fragmento de mi constelación preferida.

8/3/08

Lágrimas de una estrella

El cielo despertó perezoso, rasgado por las primeras luces del alba. El silencio, roto sólo por el trinar de los pájaros, cubría como un manto casi imperceptible el rocío que se acumulaba sobre el pasto.

Una figura se recortaba en el horizonte. La brisa acariciaba su rostro, y el frío del amanecer la envolvía mientras en sus ojos se reflejaba el paisaje de la meseta. Una alfombra verde se dibujaba hasta el horizonte, salpicada por pequeños grupos de árboles y algunas piedras de granito que, como mudas espectadoras daban fe de la compleja historia del ser humano.

Era una persona fuerte, de corazón honesto y que procuraba vivir sin dañar a los demás. La vida le había enseñado muchas cosas; siempre había intentado aprender de ella, asumiendo que lo bueno y lo malo forman parte de la misma. Multitud de experiencias habían forjado su espíritu, y durante muchos años se dedicó a vivir persiguiendo su propio camino. Creía fírmemente en la bondad del ser humano, y estaba convencida que pese a todas las desgracias que asolaban el mundo, el buen corazón de las personas siempre se abría camino.

Pero ese día se sentía una persona distinta... Su mirada se posó sobre los titulares de un periódico antiguo que descansaba sobre la escalinata. La desilusión y la tristeza bañaron sus ojos en lágrimas, y no pudo reprimir un desconsolado llanto. Se sentía una extraña en un lugar desconocido; no comprendía las razones que podían empujar a un ser humano a cometer actos tan crueles y despiadados.

"El ser humano nunca ha tenido peor enemigo q sí mismo", murmuró en voz baja.

No era ninguna sorpresa... Desde los albores de los tiempos, la humanidad había librado guerras y barbaries; prácticamente ninguna nación se libraba de tal definición. Parecían cuentos de una anciana, pero casi todas las naciones habían sido perseguidoras y perseguidas. Se cumplía a la perfección la frase de "Aquellos que no aprenden de la historia, están condenados a repetirla".

Las lágrimas resbalaban poco a poco por sus mejillas mientras en su mente se agolpaban imágenes vistas multitud de veces en los medios informativos; las personas eran capaces de los actos más heoricos o los más viles imaginables. La sociedad actuaba movida por el egoísmo, el consumismo y el materialismo, dejando de lado todo aquello que era realmente importante.

La libertad era cuestionada en innumerables ocasiones, unas mediante la violencia y otras mediante el abuso. ¿Acaso era ésta la culminación de la evolución humana? ¿Merecía la pena acaso todo el camino recorrido hasta aquí? Desde luego, eran preguntas de difícil respuesta... pero su corazón le gritaba que no cediera a las dificultades, que se negara a ser partícipe de esa triste obra de teatro y que luchara; una sonrisa, un gesto o una mirada de agradecimiento bien valían todo aquello.

Aunque ella sólo representaba un minúsculo grano de arena en un interminable desierto, estaba convencida que ninguno de sus esfuerzos sería en vano. No dejaría de luchar, y de intentar hacer del mundo un lugar mejor. Una gota de agua quizá podría parecer insuficiente, pero miles de gotas de agua podían crear un torrente capaz de quebrar montañas o sumergir países enteros.

Levantó su mirada hacia el cielo y vio la última estrella llorando en el horizonte... Pero no eran lágrimas de tristeza, sino de esperanza; aún en las más oscuras tinieblas, siempre hay una llama que nunca se apaga...

29/2/08

Murallas de cristal

Desde niño, perseguía cometas por los parques intentando alcanzar con ellas los pies de alguna estrella. Era príncipe de un inmenso reino; un vasto paraje salpicado de montañas, prados y bosques en el que habitaban ogros, caballeros, princesas y dragones que se escondían detrás de las puertas, temerosos de que sus padres pudieran verlos.

Adornó el lienzo de su vida con colores vivos y experiencias al compás de la música. Su escenario dibujaba un atardecer estival en una playa a orillas del Mediterráneo, mientras incontables trazos mostraban una vida repleta de cambios de alcoba y una maleta a cuestas.

Con el tiempo, se convirtió en una referencia para el resto de personas. En los momentos difíciles se perfilaba como un faro que iluminaba los oscuros recovecos de la vida, un alquimista capaz de transmutar el miedo en amor y un mago que encantaba a sus oyentes con la reconfortante melodía que acompañaba a sus palabras.

Tuvo que enfrentarse a los más fieros demonios, aquellos que moraban en su interior, y resultó victorioso. Navegó entre desiertos, caminó sobre océanos y buceó bajo huracanes, sorprendiendo a propios y extraños con la vida que eligió para sí mismo. Muchos lo tacharon de lunático, soñador e infantil, en un vano intento por hacerle olvidar su locura; no se equivocaban, pero él se mantuvo firme y seguro rumbo a donde quería llegar.

No eligió un camino fácil, pero las satisfacciones y los logros compensaban el esfuerzo. Los resultados le hicieron cada vez más fuerte y más confiado, pero con el transcurrir de los meses y los años comenzó a olvidar las cometas, los dragones y todo aquello que alguna vez fué parte de su inocencia.

Seguía siendo el mismo, pero la luz de sus ojos no brillaba del mismo modo... Su mirada se apagaba poco a poco como las últimas ascuas agonizantes de un fuego antaño orgulloso. La tristeza y la pena fueron sus compañeras de viaje, y nada de lo que hacía o decía parecía reconfortarle. Se sentía incompleto, notaba un vacío inexplicable en su interior que le consumía a marchas forzadas, empujándolo al borde de su abismo interior.

Durante largos días se sumió en la inquietud, y todo le cuestionaba dudas. La sombra se cernía sobre él, de modo que no sabía dónde estaba ni a dónde se dirigía. Se sentía perdido en medio de la nada, en una incesante batalla contra el resto del mundo que se asemejaba a una pelota chocando una y otra vez contra inmensas murallas de cristal. Pese a ello, no abandonó ni un sólo instante el propósito de reencontrarse consigo mismo y luchar por sus ideas.

Descubrió entonces que no había nada tan importante como escuchar la voz que llevaba dentro. Recordo aquel niño que perseguía cometas, corría entre dinosaurios y volaba hasta las estrellas, y como un fugaz amanecer, notó que el velo que se posaba sobre sus ojos se desvaneció por completo. Sintió que recuperaba las fuerzas, y la felicidad iluminó otra vez su rostro, volviendo a ser el alquimista y el mago que fué antaño.

Decidió seguir caminando, sonriendo, con las energías renovadas y el corazón alegre, convencido de que su objetivo estaba ahora más claro que nunca...

28/2/08

Por el bulevar de los sueños rotos (Joaquín Sabina)

En el bulevar de los sueños rotos
vive una dama de poncho rojo,
pelo de plata y carne morena.
Mestiza ardiente de lengua libre,
gata valiente de piel de tigre
con voz de rayo de luna llena.

Por el bulevar de los sueños rotos
pasan de largo los terremotos
y hay un tequila por cada duda.
Cuando Agustín se sienta al piano
Diego Rivera, lápiz en mano,
dibuja a Frida Kahlo desnuda.

Se escapó de cárcel de amor,
de un delirio de alcohol,
de mil noches en vela.
Se dejó el corazón en Madrid
¡quien supiera reír
como llora Chavela!

Por el bulevar de los sueños rotos
desconsolados van los devotos
de San Antonio pidiendo besos
Ponme la mano aquí Macorina
rezan tus fieles por las cantinas,
Paloma Negra de los excesos.

Por el bulevar de los sueños rotos
moja una lágrima antiguas fotos
y una canción se burla del miedo.
Las amarguras no son amargas
cuando las canta Chavela Vargas
y las escribe un tal José Alfredo.

(Estribillo)

Las amarguras no son amargas
cuando las canta Chavela Vargas
y las escribe un tal José Alfredo.

(Estribillo)

Por el boulevar de los sueños rotos...

24/2/08

Emociones descatalogadas

Cuando el médico examinó otra vez a la paciente no pudo reprimir una mueca de asombro. En el lugar más extraño, encontró algo que no esperaba y hacía mucho tiempo que no veía.

La última vez que lo tuvo entre las manos, se escurrió entre sus dedos como la arena de la playa. Fueron tales sus consecuencias que lo encerró bajo llave en el más oscuro y profundo de los escondrijos, intentando protegerlo y esconderlo de todo aquello que pudiera volver a dañarlo.

Pero no es la razón lo que mueve el corazón...

Como un huracán, removió los cimientos hasta las entrañas de la nueva ciudad que había construido tras la anterior catástrofe. No destruyó nada, sólo quitó el polvo, el miedo y la hojarasca que desde el último invierno cubrían su caparazón, hasta hacerle ver que la primavera estaba aquí otra vez agazapada tras los profundos ojos que le observaban.

Mucho tiempo atrás atravesó desiertos, anduvo entre laberintos y minotauros, surcó incontables mares y viajó durante un largo invierno bajo la luz de las estrellas. Fue un período de aprendizaje, una búsqueda en la inmensidad de sí mismo en un intento por aprender.

Aquella sonrisa limpió todo lo que se acumulaba sobre su desordenado escritorio. Atravesó muros y pasillos, abriendo el candado que custodiaba su tesoro más preciado. No pudo más que rendirse a la evidencia de lo que aquellos labios carnosos representaban.

Y así, recuperó de su viejo almacén el libro de emociones descatalogadas. Volvió a poner de moda sentimientos tan antiguos y que creía tan lejanos como el amor. El puzzle de sus emociones se completó una vez más de forma tan inesperada como casual, pero así de caprichoso es el destino.

De repente volvió a salir el sol, y esbozó una sonrisa...

Ya nada volvería a ser como antes, pensó.