¿Por qué odias, corazón?
Eres como la Espada de Damocles, que rasga invisible y certera hasta la última razón.
¿Por qué lloras, corazón?
Cantas y recitas todas las estrofas que componen la triste sinfonía de tu última canción.
¿Por qué dudas, corazón?
Eres como el viento, que entra, sale, sube y baja desde inicios de verano hasta la última estación.
¿Por qué sientes, corazón?
Sonríes y llenas infinitas páginas de historias con palabras de auténtica devoción.
¿Por qué amas, corazón?
Eres como el tiempo, eterno guía y compañero de viaje hasta la última respiración.
No tengo fe, pero soy creyente.
Apuesto, pero no soy jugador.
No veo, pero soy vidente.
Tengo miedo, pero vivo sin temor.
2 comentarios:
Solo te puedo decir... GRACIAS POR TU BLOG. Sigue escribiendo por favor. Un fuerte abrazo
saludos..
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